La democracia en riesgo: influencia de la desinformación en los procesos electorales

Fue el tema de una jornada organizada conjuntamente por Cataluña Internacional y la Delegación del Gobierno de Cataluña en Estados Unidos y Canadá

La Casa Convalecencia del Campus UAB en Barcelona acogió ayer tarde una jornada organizada por Catalunya Internacional y la Delegación del Gobierno en Estados Unidos y Canadá. El delegado Isidre Sala asistió al acto, que sirvió para debatir sobre uno de los grandes retos actuales, el impacto de la desinformación y las noticias falsas en los procesos electorales, y fue conducido por Laura Pous Trull, periodista de la Agencia Catalana de Noticias. 

La secretaria general de Cataluña Internacional, Laura Foraster y Lloret, fue la encargada de abrir la sesión. Foraster explicó cómo la inteligencia artificial ha facilitado nuevas formas de manipulación, como las noticias falsas a gran escala (deepfakes), que amenazan la confianza en la democracia. También se refirió a la responsabilidad colectiva para combatir esta desinformación y preservar la cohesión social y la integridad institucional. En ese contexto, la cooperación entre gobiernos, instituciones y sociedad civil es clave. Foraster también puso especial énfasis en la importancia de la educación mediática para combatir la desinformación, especialmente en un contexto electoral como el que estamos viviendo este año.

Seguidamente, la recientemente nombrada Clelia Colombo Vilarrasa, directora general de la Acción Exterior de la Generalidad de Cataluña, dijo que estamos en un momento clave, en el que la alineación con el proyecto europeo en un mundo multipolar es más importante que nunca. Advirtió que las tecnologías han facilitado la presencia de desinformación masiva, especialmente durante los procesos electorales, y que las redes sociales aumentan su polarización. La pérdida de control sobre la veracidad es preocupante, y más aún en períodos electorales. También propuso que los gobiernos democráticos tomen medidas proactivas y que la ciudadanía participe de los procesos de verificación. Colombo considera que Cataluña es pionera en el uso responsable de la inteligencia artificial, destacando algunas estrategias, como la del Observatorio Ético de Cataluña, para combatir la desinformación y asegurar que los derechos humanos sean respetados.

Video completo en versión inglesa.

El responsable del programa de Digitalización y Democracia en la organización intergubernamental IDEA Internacional, Sebastian Becker Castellaro, experto en desinformación y democracia, realizó una primera exposición teórica y global. Según Becker, en la actual economía de la atención, el contenido prohibido o polémico atrae más interacción del público, un fenómeno que favorece la difusión de desinformación y la erosión de los valores democráticos. Las empresas no se guían por estos valores, sino por sus modelos de negocio, y entender las dinámicas de mercado es fundamental para los gobiernos. Además, subrayó que la combinación de anuncios automatizados, algoritmos y el uso creciente de la inteligencia artificial conduce a los usuarios hacia madrigueras (rabbit holes) que fomentan la radicalización.

La segunda ponencia corrió a cargo de Klimentini Diakomanoli, del Grupo de Trabajo de Comunicación Estratégica de la Comisión Europea, que expuso cómo la desinformación afecta a menudo de pleno políticas de la UE, como la migración. Desde enero de 2024, la Dirección General de Comunicación y su grupo de trabajo colaboran para detectar, monitorear y dar respuesta a las amenazas. Entre estas amenazas mencionó duraderas, como los temas de salud relativos a la Covid, y recurrentes pero de corta duración, como la desacreditación de los procesos electorales antes de unas elecciones. Diakomanoli acabó hablando de la necesidad de ofrecer respuestas inmediatas, de educación a largo plazo, y de las directrices políticas presentadas por Von der Leyen para el período 2024-29.

La parte final del acto consistió en una mesa redonda con expertos y profesionales y un debate con el público asistente. Tomaron parte Carme Colomina Saló, investigadora senior especializada en Unión Europea, desinformación y política global de CIDOB; Kayleen Devlin, periodista senior de BBC Verify; Alba Tobella Mayans, periodista, cofundadora y directora de Verificado; Gabriel López Serrano, director de Relaciones Institucionales y Regulación de Microsoft Ibérica; y Alexandre López Borrull, profesor agregado de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC).

Colomina presentó la desinformación como una realidad social de amplio espectro, que afecta especialmente a los procesos electorales. Señaló que las plataformas digitales, con modelos de negocio propios, tienen un papel clave, y subrayó la importancia de fomentar el espíritu crítico y mejorar nuestra forma de enfocar el contenido, etiquetándolo y verificándolo. Colomina advirtió que la desinformación a menudo procede de actores internos, como partidos políticos o medios tradicionales, y no sólo de actores externos.

El modelo de la BBC centró la intervención de Devlin, que puso el foco en la transparencia y la implicación crítica del público como elementos centrales para combatir la desinformación. La transparencia de los algoritmos es clave, según ella, puesto que no se necesita contenido sofisticado para difundir desinformación. Devlin dijo que más allá de las herramientas para detectar noticias falsas, es necesario poner el foco en el análisis de los algoritmos y en cómo se propaga la información, para que las empresas tecnológicas asuman su parte de responsabilidad.

Tobella explicó que vivimos en mundos paralelos, en los que la comunicación política se ha fragmentado y la escucha se ha roto. Coincidió con Devlin sobre la concepción anticuada de estar informados, ya que a menudo no entendemos el contexto ni los algoritmos que afectan a lo que consumimos. Advirtió que la desinformación nubla la libertad de expresión e insistió en la necesidad de diferenciar hechos y opiniones, ya que los políticos a menudo actúan como influencers de la desinformación.

López Borrull aportó una perspectiva más académica y explicó que el principal objetivo de la desinformación es legitimar la desconfianza, más que los hechos en sí, como es el caso de la campaña de Trump en Estados Unidos. Destacó la importancia de crear comunidades de confianza en internet, que respondan a la demanda de información fiable. Según López Borrull, la inteligencia artificial tiende a homogeneizar las respuestas, y las redes sociales ya no son sólo canales, sino elementos activos en la propagación de desinformación, cuyo carácter es antropogénico. Para garantizar la transparencia y la responsabilidad, sería necesario un actor reconocido por todas las partes. Además, remarcó que la desinformación no sólo afecta a las elecciones, sino que está presente en nuestro día a día, actuando como un termómetro social.

Por último, desde Microsoft, López Serrano afirmó que el periodismo de calidad es costoso y que es difícil encontrar periodistas bien formados. También destacó la necesidad de concienciar a las personas sobre el uso de la inteligencia artificial, proporcionando herramientas que indiquen cuándo se está utilizando. Señaló que la libertad de expresión difiere entre EEUU y la UE, lo que requiere un marco global para entender ese fenómeno. Concluyó destacando que Microsoft adopta una visión crítica e insistiendo en la importancia de tener herramientas para detectar la inteligencia artificial y garantizar que todo el mundo siga las reglas establecidas.

El día antes, tanto Sebastian Becker como Kayleen Devlin participaron en un encuentro con un grupo de Alumni de Cataluña Internacional, la red que reúne a los antiguos becarios del consorcio, quienes completaron el Máster Ejecutivo en Diplomacia y Acción Exterior (MDAE) o quienes han realizado una estancia en prácticas.

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