La diversidad mantiene la capacidad creativa de la raza humana

La bióloga colombiana Brigitte Baptiste y el periodista y profesor Vladimir de Semir han hablado sobre el papel crucial de la biodiversidad en un nuevo debate de Casa Amèrica Catalunya y DIPLOCAT

El sexto debate del ciclo Científicas por el medio ambiente, organizado por Casa Amèrica Catalunya con la colaboración de DIPLOCAT, ha tratado sobre la biodiversidad y la necesidad de ir más allá de la visión imperante de un mundo dual y heterosexual, hacia una concepción más abierta que reconozca la diversidad del planeta y de todos los seres vivos que lo habitan. El ciclo, que finalizará el próximo mes de abril de 2022, ha incluido una serie de debates con destacadas científicas de Latinoamérica y divulgadores catalanes sobre las grandes cuestiones que deben ser ejes de investigación científica para la preservación del planeta y de nuestras vidas, tales como la pandemia, el clima, el agua, la biodiversidad o la montaña.

En esta ocasión, la colombiana y doctora en biología, Brigitte Baptiste, creadora del concepto ecología queer y destacada activista por los derechos de los transexuales, y el periodista y profesor universitario especialista en comunicación científica, Vladimir de Semir, han debatido sobre este nuevo término, que establece una mirada distinta para describir y entender la diversidad y complejidad de las especies existentes, una naturaleza abierta al progreso y con visiones no convencionales. De Semir ha iniciado la conversación señalando los fracasos de las últimas cumbres climáticas, en las que no se ha avanzado demasiado desde la ya lejana Declaración de Río de Janeiro de hace treinta años. Pese a reconocer que se ha avanzado en sensibilización del público y a nivel político, él se declara pesimista o realista, que no es más que un optimista con experiencia, porque no actuamos y no afrontamos los retos. Baptiste ha rebatido el argumento diciendo que se trata de una profesión de fe y pese a que el discurso se mantiene igual, están sucediendo cosas que invitan al optimismo.

En cuanto al concepto de ecología queer, Baptiste ha señalado que hablamos del sexo y el género como si fueran lo mismo, lo que nos da una visión dual y un determinismo biológico que trasladamos al comportamiento, a la cultura y a la política, y que establece lo que es natural y lo que no. A partir del ejemplo de la existencia de una abeja ginandromorfa (masculina y femenina a la vez) y de contar que el árbol nacional de Colombia, la palma de cera, es transexual porque cambia de sexo, Baptiste afirma que "la naturaleza es diversa e innova en las prácticas sexuales de forma adaptativa" y aquí radica su visión optimista y positiva del mundo. Según ella, "naturalizar el comportamiento no funciona, la biodiversidad funciona mediante relaciones depredatorias y relaciones de simbiosis y es esa diversidad la que construye soluciones y la que mantiene la capacidad creativa de la raza humana". También defiende buscar soluciones que nos permitan intervenir de forma positiva en un mundo en el que hemos intervenido previamente de forma negativa.

Ante el optimismo de Baptiste, de Semir se ha preguntado si su optimismo se basa en la idea de que la naturaleza se adaptará a los cambios. Baptiste tiene claro que el planeta se adaptará y el problema radica en que actualmente la interpretación ecológica del mundo tiene un fuerte componente estético y que nos da miedo imaginarnos muy diferentes. Según Baptiste, actualmente tenemos una ciencia muy fuerte, pero la biología y ecología muy masculinas del siglo XX todavía siguen demasiado vigentes y por eso es importante la mirada queer. En este punto, de Semir ha reconocido que sus nietas, las nuevas generaciones, le están enseñando una nueva visión del mundo y de las personas, y que le han abierto y cambiado la mentalidad.

Por último, Baptiste también ha cuestionado las respuestas globales a problemas globales, porque en definitiva pueden tener un efecto negativo en la diversidad que pretendemos defender. Así también ha afirmado que, si bien por un lado la tecnología asociada al cambio climático incrementa la desigualdad, por las diferencias en el acceso a esta tecnología según la riqueza del territorio, por otra parte, será esencial para combatirlo. El mayor problema de la biodiversidad no es aceptarla, sino gobernarla, según la colombiana: "Como cada elemento puede vivir en el mundo sin entrar en conflicto con los demás elementos, éste es el reto. La simplicidad es más fácil de regir, pero necesitamos gobernar y vivir con la complejidad".

El ciclo Científicas por el medio ambiente ha puesto el foco en científicas que han brillado por su perseverancia y éxito en la defensa de algún ámbito de investigación de la Naturaleza. Son mujeres que se han convertido en un referente en su materia, que han creado escuela de trabajo o han hecho algún descubrimiento científico determinante, que han firmado en destacadas publicaciones científicas y han recibido premios internacionales. La clausura del ciclo correrá a cargo de la conservacionista ecuatoriana Yolanda Kakabadse, impulsora de la Declaración para la Sostenibilidad Medioambiental en América Latina, y el divulgador científico catalán David Bueno.