Se necesitarían 96.000 casas diarias nuevas en el mundo para satisfacer la necesidad de vivienda

La primera charla del ciclo "Ciudades contra la desigualdad", organizado por Casa Amèrica Catalunya con la colaboración de DIPLOCAT, ha debatido sobre los problemas relacionados con la vivienda

Este jueves tuvo lugar la primera charla del ciclo "Ciudades contra la desigualdad", organizado por Casa Amèrica Catalunya con la colaboración de DIPLOCAT. El ciclo incluye tres charlas para hablar de ámbitos primordiales para transformar las ciudades en lugares más habitables, justos y sostenibles: el acceso a una vivienda digna, la salud de los ciudadanos y la mejora de la seguridad pública.

El ciclo se ha iniciado con una charla sobre los problemas de vivienda en las grandes ciudades y ha sido presentado por la directora de Casa Amèrica, Marta Nin. Ha empezado el acto agradeciendo la asistencia de un grupo de alumnos de bachillerato del Liceo Francés de Barcelona, que están estudiando los problemas de gentrificación en las ciudades. Seguidamente, ha presentado los dos ponentes: el mexicano Alejandro Cavazos, ingeniero y fundador de la start-up catalana Additive Spaces, especializada en vivienda sostenible, y la catalana Elena Castellà, arquitecta del departamento de Urbanismo del Área Metropolitana de Barcelona (AMB).

Cavazos ha empezado la charla recordando cómo sus vivencias de juventud en México le llevaron a estudiar ingeniería y trabajar para encontrar nuevas formas de construcción más sostenibles y asequibles para todos. El mexicano ha expuesto cómo en su país, con grandes desigualdades sociales, muchas personas viven en construcciones muy simples y edificadas con materiales peligrosos para la salud. He explicado que se calcula que en el mundo se necesitarían unas 96.000 casas diarias para satisfacer las necesidades de vivienda. Cavazos ha hablado del proyecto conjunto de su empresa con una ONG mejicana para construir la primera promoción de viviendas asequibles con tecnología de impresión 3D. El proyecto quiere ser también un primer ejemplo del uso de la digitalización para construir viviendas de forma más rápida, sostenible, de calidad y asequible para todos. El sector de la construcción es uno de los sectores con el nivel de innovación más bajo y en el que el uso de esta tecnología es relativamente nuevo. También ha explicado que, si bien por el momento se utiliza el hormigón para la construcción de estas viviendas, en un futuro se quiere utilizar tierra y materiales más sostenibles y de menor impacto ambiental y económico.

Por su parte, Castellà ha hablado de la inminente aprobación del nuevo Plan Urbanístico Metropolitano, un plan que establece cómo deben crecer las ciudades y en qué espacios hasta el año 2050. Castellà ha señalado que el plan debe ordenar la movilidad, la vivienda y los equipamientos para acoger a la población de los núcleos urbanos. En este sentido, ha expuesto que la administración pública debe asegurar una distribución del parque de viviendas por todo el territorio para evitar la segregación social. La ponente ha señalado que el plan pondrá sobre la mesa la necesidad de apostar por un alquiler social asequible. Hay que tener en cuenta que mientras España sólo tiene un 1'5% de viviendas con alquiler público asequible, Austria se sitúa en un 24% y los Países Bajos en un 30%. En cuanto a las ciudades, Barcelona reserva el 30% a vivienda asequible en nuevas construcciones, equiparándose a París, un porcentaje que el plan también hará extensivo a otros municipios del Área Metropolitana.

El ciclo "Ciudades contra la desigualdad" continuará con otras dos charlas sobre seguridad y salud en los próximos meses de abril y junio. En un momento en que la mayoría de la población mundial vive en las ciudades, los centros urbanos se han convertido a menudo en una fuente de malestar, de conflicto y de soledad para muchas personas. Las ciudades deben evolucionar si se quiere que sean más acogedoras para sus habitantes, mejorando su salud física y mental y, de rebote, las relaciones sociales. Tanto el sector público como el privado y el tercer sector pueden ser decisivos en su camino hacia unas metrópolis más amables.