Impacto de la COVID-19 en Oriente Medio y el Norte de África: consecuencias y oportunidades

El director del Departamento de Políticas Euromediterráneas del IEMed, Emmanuel Cohen-Hadria, ha impartido el quinto seminario del ciclo MDAE Alumni

En el marco de la red MDAE alumni y conjuntamente con el Instituto Barcelona de Estudios Internacionales (IBEI), DIPLOCAT ha organizado hoy el quinto seminario del ciclo sobre la COVID-19 y su impacto global y europeo con el título de "Nothing will ever be the same again ... How about the Mediterranean región post-COVID? ".

El acto ha sido introducido por Laura Foraster, secretaria general de DIPLOCAT, que ha disculpado la ausencia de Jacint Jordana, director del IBEI, y ha destacado la relevancia y al mismo tiempo la dificultad de responder la pregunta del título del seminario. Emmanuel Cohen-Hadria, director del Departamento de Políticas Euromediterráneas del IEMed y coordinador del proyecto EuroMeSCo: Connecting the Dots, era el ponente invitado. Jordi Arrufat, graduado de la primera edición del MDAE y técnico de proyectos de DIPLOCAT, ha hecho de moderador.

Cohen-Hadria ha explicado que la presentación se dividiría en 4 temas esenciales para responder a la pregunta: el impacto sanitario de la COVID-19 en la región MENA (Oriente Medio y Norte de África); la colisión de las vulnerabilidades previas de la región con la COVID-19; los efectos socioeconómicos y las políticas llevadas a cabo para paliarlos; y las oportunidades de futuro y los proyectos políticos a largo plazo.

El ponente ha dicho que el impacto sanitario de la COVID-19 en la zona MENA ha sido menor que en Europa, América del Norte o América Latina. No obstante, remarcó que estos datos deben tomarse con cautela debido a la posibilidad de que no se hayan contabilizado los muertos en casa, que los enfermos no hayan sido atendidos en los hospitales, o la imposibilidad de hacer un recuento de los infectados en las zonas en conflicto. Ha apuntado que algunos de los motivos por los que la pandemia ha sido más leve son la demografía, con una población más joven, la rápida y estricta reacción desde el inicio de la pandemia (ha puesto de ejemplo los controles de temperatura en las fronteras de Túnez en enero de 2020 o las sanciones de hasta tres meses de prisión por no llevar mascarilla en algunos otros países).

Sin embargo, Cohen-Hadria ha querido remarcar que dentro de la zona MENA ha habido grandes diferencias entre países debido a los diferentes sistemas sanitarios y ha explicado que las inversiones en sanidad de los últimos años en los países del Golfo han permitido que las tasas de recuperación sean más elevadas que en otros de la región con un sistema más débil o, en el caso de Libia, por tener inoperativos tres de los grandes hospitales del país por la explosión del pasado mes de agosto.

Las vulnerabilidades previas de la región no sólo afectaban el sistema sanitario y la débil seguridad social, sino que Cohen-Hadria ha remarcado también la importancia de los grandes niveles de corrupción como una de las causas más importantes de la debilidad de la región. La corrupción dificulta poder dar respuestas eficaces y eficientes a las necesidades de la población y contribuye a la falta de confianza en la administración pública y a la rotura del contrato social. También hay que tener en cuenta la fragilidad económica, con unos sistemas poco digitalizados y preparados para encarar una conversión hacia el teletrabajo, y donde las principales fuentes de financiación son las remesas de dinero enviadas por trabajadores que viven en el extranjero, el turismo y el petróleo. Además, la mayoría de las remesas provienen de los trabajadores del sector del petróleo y el turismo de la zona del Golfo, ambos muy afectados por la COVID-19.

Sobre el papel en la zona de potencias extranjeras como la UE, China o Turquía, Cohen-Hadria ha subrayado la importancia de las dos últimas en los últimos años y ha apuntado la necesidad de que la UE recupere un rol más activo. También ha hablado del papel de la política interna, con el ejemplo positivo de la unión de los partidos en Libia para salir conjuntamente de la crisis, pero ha recordado que los países autocráticos de la zona han aprovechado el confinamiento y la pandemia para sus propios réditos políticos.

En cuanto al tercer punto, las consecuencias socioeconómicas y las políticas mitigadoras, el ponente cree que Egipto es la única economía de la región que no sufrirá un gran descenso. Esto puede ser debido al auge de la construcción y las telecomunicaciones que vive el país, además de la rápida reacción a la pandemia. Por otro lado, los más afectados serán Libia y Líbano. El hecho de que los países del Golfo se encuentren en crisis económica afectará el resto de la región, por la gran cantidad de trabajadores inmigrantes que acogen y por la disminución de las inversiones. También son evidentes las pérdidas ocasionadas por la falta de turismo y por la cancelación de dos actos multitudinarios como la Expo de Dubái y la peregrinación anual a Medina.

Las políticas para hacer frente a las consecuencias socioeconómicas de la pandemia han sido sobre todo de tipo fiscal, tratando de incluir tanto la economía formal como la sumergida, que es muy importante en la zona. Estas políticas fiscales han hecho aumentar una deuda pública que ya de por sí era muy elevada.

Por último, Cohen-Hadria ha sugerido tres líneas de acción para el futuro. La primera es la posibilidad de aprovechar la necesaria recuperación para acercarse a la economía verde, donde la UE podría encontrar un espacio interesante como colaboradora. La segunda es la necesidad de reformar el sector privado, digitalizándolo y cambiando su cadena de abastecimiento, reconfigurando la economía sumergida e intentando formalizarla como ya intenta Marruecos. Y la tercera es la deslocalización: tratar de ofrecer incentivos y fomentar la llegada de empresas e inversiones, y la inmigración de trabajadores formados a la zona. Aquí ha mencionado la importancia de tener en cuenta los jóvenes y las mujeres en esta recuperación y fomentar su espíritu empresarial, ya que también han sido los más perjudicados por la crisis.

Cohen-Hadria ha promovido el diálogo con el público que seguía su charla en línea y ha respondido las preguntas que le han hecho llegar. Jordi Arrufat ha cerrado la sesión recordando que el 9 de diciembre tendrá lugar el último seminario del ciclo MDAE alumni.

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IBEI